miércoles, 6 de febrero de 2008

María Paloma Casadevante

nos había escrito:

"Mis queridas Ainhoa y Mireia:

ya tranquila en Madrid, después de la aceleración y rapidez en mi viaje a Donostia, os pongo unas letritas para agradeceros personalmente y de todo corazón, las atenciones y el cariño que me habeis dedicado.

Primeramente, la galantería de ofrecerme, nada menos, que vuestra mejor suite que, sin duda, no me merecía; pero tengo que deciros que estuve feliz y comodísima. Tengo que hacer una mención muy especial a la carta con la que Ainhoa me recibió; te lo dije personalmente, pero quiero que conste la emoción que me produjo; es un detalle precioso y que actualmente no hacen en ninguna parte y que llena de satisfacción a quien la recibe. Muchísimas gracias.

No puedo olvidarme de Mireia, ¡una catalana perdida en el País Vasco¡, siempre tan sonriente, tan amable y con la que compartí unos momentos deliciosos a la vez que degustábamos una "cosa" entre crepe y pizza que no supimos muy bien lo que era, pero que nos gustó mucho.

Sentí no haber visto a Javier, espero que pueda ser en un futuro viaje previsto para mayo con unas amigas navarras y con el pensamiento de recorrer Bilbao y San Sebastián. A ver si puede ser.

Nada más, aprovecho para enviaros lo que me dejé olvidado en Madrid. No sé si lo teneis, si es así, lo archivais en la papelera.

Con mi agradecimiento más sincero y con todo mi cariño, os mando un abrazo fuerte

Paloma"

Queríamos haber reproducido esta carta aquí, al recibirla, porque realmente nos emocionó, pero las vacaciones, el cierre....bueno, quizás no tengamos disculpa....pero, en cualquier caso, aquí está.

Paloma es una buena amiga nuestra y, además, pertenece a la familia Casadevante, que edificó este Palacio en el siglo XVI y que lo ha habitado hasta hace pocos años. Así que es mucho más que una clienta, que una amiga.


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